Cuando una pareja tiene problemas a veces podrá remontar la situación cambiando cosas, mientras que en otras circunstancias lo mejor será dejar la relación. Y algo parecido pasa con las drogas.

Si una persona tiene un consumo problemático de drogas puede aprender de la experiencia, darse cuenta de qué no ha hecho bien, y cambiar la manera de consumir. Con este cambio buscará conseguir que esas sustancias le hagan estar más bien que mal y no le repercutan negativamente en su economía, en sus relaciones, o en su estado físico y mental. Para ello tendrá que volver a realizar un uso moderado, reduciendo la cantidad consumida o la frecuencia en que las toma. De hecho el inicio del consumo suele hacerse así: es difícil que alguien empiece fumando porros cada día o bebiendo muchos cubatas en una noche.

En otras ocasiones por sus características personales (es de las que si hace algo se tira de cabeza, tiene demasiada tendencia a buscar sus efectos…), por su entorno (las tiene demasiado a tiro y esto impide hacer un consumo moderado…), por las características de la propia sustancia (es una droga muy adictiva como el tabaco o muy golosa como la cocaína…), lo mejor sea abandonar totalmente el consumo. A menudo es más fácil tener claro que no consume una droga que tener que decidir cuándo sí y cuándo no, o controlar la cantidad.

De cualquier modo tanto si no se consume como si se toman drogas de una forma moderada y autocontrolada (descansando temporadas, evitando que protagonice en exceso la fiesta, evitando pasar de cierta cantidad, etc.), la persona se evitará unos cuantos problemas.