cocaina

Aunque la mayor parte de las personas que han consumido cocaína no establecieron una relación de dependencia, se trata de una sustancia muy adictiva. Es una de las droga que, por causas químicas, aspectos sociales y de entorno, facilita más el desarrollo de una adicción. Por ello, muchas personas consumidoras pueden acabar sintiéndose incapaces de controlar su consumo.

La dependencia más importante que provoca, aunque también puede llegar a ser física, es la psicológica. Como sucede con muchas otras drogas, el uso continuado de cocaína, cuando no se elimina o reduce, conlleva un proceso de tolerancia que hace que cada vez se necesiten dosis más elevadas para experimentar los mismos efectos.

El uso de esta droga no está asociado necesariamente a un espacio concreto, ya que puede tener lugar en momentos, lugares y situaciones muy diversas. Así, no es extraño encontrar consumos en entornos laborales o diarios, lo que le da mayor potencial adictivo.

A los problemas psicológicos y físicos relacionados con la sustancia, se le suman muchas otras consecuencias indeseables. En concreto, problemas de relación y familiares, gasto de una cantidad importante de dinero, accidentes de circulación, agresividad en entornos de ocio o domésticos, etc.

La cocaína tiende a modular las ideas de quien la consume. Su pensamiento le empujará a repetir el consumo, pero de una forma sutil e indirecta, buscando todo tipo de excusas o pretextos para hacerlo. Por ejemplo, se juntará con amigos o amigas que la tomen, y se moverá, sin ser plenamente consciente de ello, por bares en los que se venda…

Siguiente: ¿Influye la cocaína en las relaciones sexuales?