La absorción del alcohol se ve modificada por la presencia de alimentos en el estómago, ya que su digestión retrasa el paso del alcohol al intestino delgado, por lo que sus efectos aparecerán más lentamente y no se alcanzarán niveles tan elevados de alcohol en sangre como si se estuviese en ayunas. No obstante, también pueden tardar más en desaparecer.
El alcohol se distribuye a través del agua del organismo de manera relativamente homogénea. Dada una misma ingesta, cuanto mayor sea el contenido de líquido del organismo, menor será la tasa de alcoholemia resultante. De ahí que una persona de mayor peso tenga una tasa de alcoholemia menor, tras consumir la misma cantidad, que otra persona de menor peso.
Los hombres suelen tener mayor proporción de agua y menor de grasas en la masa corporal que las mujeres. Esto –junto con otros factores fisiológicos– determina que a igual peso y cantidad de alcohol, la mujer alcance una tasa de alcoholemia superior.
El consumo continuado de bebidas alcohólicas en cantidades elevadas –que es un uso de riesgo– favorece una cierta adaptación del organismo a sus efectos tóxicos y el desarrollo de una tolerancia. La capacidad de aguantar dosis altas de alcohol no indica mayor fortaleza física; es el reflejo de una forma de beber más perjudicial.
Aunque una persona que beba alcohol en cantidades considerables crea que el alcohol no le afecta demasiado –al no percibir sus efectos en su organismo–, sus órganos vitales (estómago, hígado, cerebro y otros) pueden resultar perjudicados.
La mayor parte del alcohol ingerido (el 95 %) es eliminado del organismo tras ser procesado por el hígado. Las personas sanas metabolizan el alcohol a una velocidad relativamente constante. Por este motivo, una vez que los efectos del alcohol han aparecido, no hay prácticamente nada que pueda acelerar su eliminación. Ni el café, ni ducharse, ni vomitar, contribuyen a que se reduzca la tasa de alcoholemia del organismo.
Ser un “buen bebedor” o una “buena bebedora”, no significa aguantar mucha cantidad.
Bebe mejor quien solo lo hace en determinadas ocasiones y en poca cantidad, y como su cuerpo no está acostumbrado, con poco tiene suficiente. Así disfruta más, gasta menos dinero y le provoca menos efectos indeseables.