Se denomina speed al sulfato de anfetamina, que no hay que confundir con la metanfetamina, que se trata de otra sustancia estimulante de la misma familia química pero mucho más potente y que entraña más riesgos que el speed.
Las anfetaminas son sustancias estimulantes que se sintetizaron con fines terapéuticos. Han sido utilizadas en variedad de indicaciones médicas a lo largo de los años (descongestionador nasal, adelgazante, antiasmático, antimigrañoso…). Fue utilizada también, ampliamente, por los militares durante la Segunda Guerra Mundial y entre personas que necesitaban mantenerse muchas horas despiertas, personas que querían adelgazar, y entre estudiantes universitarios en los años setenta. Actualmente se utilizan algunos derivados de la anfetamina para el tratamiento de determinados trastornos como el déficit de atención e hiperactividad [ADHD] o la narcolepsia, entre otros.
Como muchos otros estimulantes, las anfetaminas pueden provocar dependencia y también graves complicaciones cardiovasculares y psiquiátricas.
El consumo de sustancias depresoras y estimulantes produce un incremento de la temperatura corporal, facilitando un “golpe de calor”.
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