El éxtasis o MDMA (3-4 metilendioximetamfetamina) es una droga sintética con propiedades psicoactivas básicamente estimulantes, aunque tenga un componente distorsionador de la realidad. Es un derivado anfetamínico y, como tal, comparte con otras substancias (metanfetamina, MDA, mescalina…) una parte importante de su estructura química.
El MDMA fue sintetizado de forma accidental en unos laboratorios farmacéuticos en 1912. Aunque inicialmente se estudió su posible aplicación en el tratamiento de algunos trastornos mentales, el uso de esta sustancia con finalidades terapéuticas fue finalmente abandonado y su producción y comercio fueron declarados ilegales. Fue clasificado por la Organización Mundial de la Salud en la Lista I de los psicotrópicos.
Las personas consumidoras de MDMA lo suelen tomar en forma de comprimidos –normalmente con monogramas troquelados y tonalidades suaves–, en cápsulas o en polvo –llamado en la jerga “cristal”. En todos los casos, se acostumbra a autoadministrar por vía oral. El polvo se ingiere directamente o mediante un papel de fumar.
La concentración de MDMA de un comprimido –pastilla o cápsula– es variable, y se han encontrado muestras que oscilan entre los 30 y 130 mg. Las pastillas, tipo éxtasis se conocen en argot con diversos nombres genéricos (pastillas, chuflas, pirulas, pastis, etc.) o se usan nombres específicos relacionados con cada logo o dibujo troquelado.
El hecho de que en la vida nocturna se vayan cambiando los nombres y presentaciones suele deberse a estrategias de marketing. Por la noche, quien dice tomar una “pastilla”, una “M”, una “cápsula” o un “cristal”, muy probablemente se refiere a lo mismo: MDMA. Y, en consecuencia, debería hacerlo con la misma precaución.