En este artículo vamos a darle una vuelta de tuerca más a las categorías de las que hablamos en el artículo anterior. Vamos a profundizar en un mundo de unas sustancias con una larga historia, las sustancias alucinógenas, que han acompañado al hombre desde edades primitivas y lo siguen haciendo actualmente.
¿Qué son los efectos alucinógenos?
Os presentamos dos definiciones que describen los efectos alucinógenos con mucha sencillez:
[…]alteraciones profundas en la percepción de la realidad del usuario. Bajo la influencia de los alucinógenos, las personas ven imágenes, oyen sonidos y sienten sensaciones que parecen reales pero que no existen. Algunos alucinógenos también producen oscilaciones emocionales rápidas e intensas. Drugabuse.
Las alucinaciones son percepciones sensoriales en ausencia de estímulo físico externo. Pueden ocurrir en cualquier modalidad sensorial (visual, auditiva, táctil, etc.) y tienen la peculiaridad de ser tan vívidas que el individuo las siente como reales. Para la mayoría de las personas estas experiencias son normales, fugaces y comunes, sobre todo, en la transición del estado de vigilia a sueño y viceversa; sin embargo, para otras personas las alucinaciones son persistentes, se acompañan de un intenso malestar y están asociadas a un amplio rango de problemas psiquiátricos, neurológicos y visuales. Infocop
Normalmente lo que se pone de manifiesto bajo los efectos de cualquier sustancia alucinógena es la cosmovisión cultural del sujeto mezclada con sus aspectos personales. Por ejemplo, el consumo de ayahuasca en un contexto ritual donde todas las personas allí presentes están inmersas en la cultura de la tribu, facilitará la vivencia real de todo aquello que desde niños esas personas han recibido. El mundo adquirirá ante sus ojos las cualidades y atributos que su cultura les otorga, interaccionarán con animales sagrados, con la tierra, con los árboles, etc. A partir de cierto umbral de sustancia la experiencia se vuelve incontrolable, es decir, se pierde la noción de que estar bajo los efectos de una sustancia alucinógena, se vive realmente esa realidad alterada y mientras dure el efecto se está inmerso en un torrente de nuevos estímulos, de nuevas asociaciones de ideas, divagaciones, etc..
Existen diversos modos en que las distintas drogas alucinógenas actúan en el cerebro y por tanto los efectos varían de una a otra. Lo que tienen en común es que producen una serie de distorsiones en la percepción y en la cognición. El nombre que se le da a estas sustancias dependerá de la manera que tengas de relacionarte con ellas, desde alucinógeno, pasando por enteógeno y psicodélico y llegando a sustancia visionaria. Son diversas maneras de llamar a una misma cosa pero con connotaciones radicalmente distintas y por lo tanto, las expectativas puestas en su consumo así como los efectos subjetivos que tendrán variarán de manera todavía más acentuada.
Una buena metáfora sería la de una lavadora, en la que las expectativas, el estado anímico del momento, los recuerdos, conocimientos, deseos, etc. se unen al entorno y toda alucinación adquiere un tinte personal que se relaciona con otros aspectos personales de maneras nunca imaginadas anteriormente. La música adquiere algún color agradable, una caricia se convierte en un torbellino de colores, etc.
Los efectos que producirá una sustancia alucinógena están determinados por:
- La persona que hace uso: su estado anímico actual, sus expectativas respecto a la sustancia.
- El contexto en el que se hace uso: que sensaciones produce el lugar donde se consume, ¿aporta sensación de seguridad? ¿tiene muchos estímulos visuales, auditivos?
- La sustancia en sí misma: las características farmacológicas y farmacocinéticas de la sustancia consumida.
¿Qué tipos de alucinógenos hay?
Una posible clasificación por tipos en este caso la podríamos realizar según su procedencia. Existen los alucinógenos naturales, los semisintéticos y los sintéticos.
Las diferencias entre unos y otros son obvias. Unos proceden directamente de la naturaleza: setas alucinógenas, ayahuasca, iboga, salvia divinorum. Otros se obtienen a través de concentrar un compuesto ya presente en la naturaleza (semisintético), como el LSD que se obtiene del hongo Claviceps Purpurea o el DMT de las semillas de Mimosa Tenuiflora. Por último existen diversos compuestos que son sintetizados en laboratorios como el 2-CB, 25I-NBOMe, ketamina, etc.
La procedencia no es indicador de seguridad, ni una sustancia por ser natural va a ser inocua, ni una sustancia de laboratorio va a ser más segura por ser, presumiblemente, más pura. Recuerda que los venenos más poderosos siguen siendo sustancias naturales.
Si quieres más información sobre los tipos de sustancias puedes encontrarla en nuestra sección de sustancias alucinógenas.
¿Qué usos tienen las sustancias alucinógenas?
De manera general podríamos definir tres tipos de usos de las sustancias alucinógenas. Tal y como se ha comentado anteriormente el tipo de uso que se quiera dar, determinará también los efectos subjetivos que producirá en el individuo.
Uso ritual: Tal vez es el primer uso que se le ha dado a las sustancias alucinógenas y el más antiguo. Hay evidencias de su consumo en pinturas rupestres, de unos 7000 años de antigüedad en Tassili n’Ajjer, donde están representadas unas setas de la familia de las psilocibes. Este uso tiene la finalidad de establecer vínculos emocionales con lo sagrado de cada cultura. Puede ser administrado como ritual de paso (de la niñez a la adultez) o como sacramento en diversos rituales. Permite la vivencia como “real” de aquellos elementos culturales que forman una sociedad determinada y por ese motivo los vínculos con la propia cultura se reafirman. Una forma curiosa de intoxicación ritual, sin sustancia pero que parece perseguir los mismos fines, sería la que realizan las personas que se flagelan durante las festividades católicas. Huxley lo describe perfectamente en su ensayo Cielo e infierno del cual citamos esta parte:
Estas flagelaciones eran el equivalente de intervenciones quirúrgicas importantes sin anestesia y sus efectos en la química orgánica del penitente resultaban de consideración. Se soltaban grandes cantidades de histamina y adrenalina durante la flagelación misma y, cuando las heridas resultantes comenzaban a enconarse —como sucedía prácticamente con todas las heridas antes de la era del jabón—, se introducían en la corrientes sanguínea diversas sustancias tóxicas producidas por la descomposición de la proteína. Pero la histamina produce una sacudida, un shock, y esta sacudida afecta a la mente en no menor medida que al cuerpo. Además, la adrenalina en grandes cantidades puede causar alucinaciones y se sabe que algunos productos de su descomposición originan síntomas que se parecen a los de la esquizofrenia. En cuanto a las toxinas de las heridas, perturban el sistema de enzimas regulador del cerebro y disminuyen la eficiencia de éste como instrumento para salir adelante en un mundo donde sobreviven los biológicamente más aptos. Esto puede explicar por qué el Curé d’Ars solía decir, en los días en que tenía libertad para flagelarse sin misericordia, que Dios no le negaba nada. En otros términos, cuando el remordimiento, el odio de sí mismo y el miedo al infierno sueltan adrenalina e histamina y cuando las heridas infectadas sueltan en la sangre proteína descompuesta, la eficiencia de la válvula reductora del cerebro disminuye y entran en la conciencia del asceta aspectos desconocidos de la Inteligencia Libre, con inclusión de psicofenómenos, visiones y, si se está filosófica y éticamente preparado para ello, experiencias místicas. (Huxley, A. 1956)
Uso Terapéutico: Es posible que algún momento de la historia el uso terapéutico haya formado parte del uso ritual de la sustancia, sobretodo antes del desarrollo de la medicina moderna. Hasta ese momento existían diversas ideas, muchas de ellas “mágicas”, sobre el origen de las enfermedades. Una vez identificado el componente biológico de las enfermedades comenzó lo que hoy conocemos como medicina. A pesar de haber avanzado mucho en todo lo que tiene que ver con la fisiología seguimos en pañales en lo que al cerebro refiere. Los trastornos psicológicos siguen siendo en gran parte un misterio y aunque haya cierta evidencia de que pueden tener un gran componente social o cultural su tratamiento continua siendo una aproximación casi “mágica”, sin una respuesta concreta, en lugar de ello, se consideran diversas aproximaciones. Todo ello es debido a la juventud de la psicología como disciplina y a la dificultad de aplicar el método científico a la misma. Es por ello que algunas personas optan por utilizar la terapia con sustancias alucinógenas para tratar desequilibrios emocionales, adicciones, estados depresivos y de ansiedad, etc.
Algunas personas occidentales están recurriendo a “terapias” chamánicas con ayahuasca o iboga para tratar problemas que la psicología tradicional occidental no puede solucionar. (enlace)
Antes de la prohibición en EEUU se llevó a cabo una investigación para tratar pacientes con alcoholismo utilizando LSD. Los resultados fueron muy prometedores. (enlace)
En Suiza se llevó a cabo otro estudio para tratar la ansiedad en pacientes con enfermedades mortales con buenos resultados. (enlace)
Como hemos visto, puede existir un posible uso terapéutico de estas sustancias, pero la seguridad y efectividad del mismo depende del terapeuta que la lleve a cabo. De esta manera se minimizan los riesgos y se potencian sus posibilidades terapéuticas. Utilizarlo de manera indiscriminada y sin los conocimientos previos puede acarrear serios problemas.
Uso Académico: Por uso académico vamos a considerar aquel uso que se realiza para encontrar la solución a un problema determinado en el ámbito de la investigación de cualquier tipo, o de aquel que busca fomentar la creatividad ya sea para solucionar un problema o para encontrar nuevas maneras de hacer cualquier cosa. Recientemente están saliendo a la luz testimonios de ingenieros e investigadores afincados en Silicon Valley que reconocen haber tomado o seguir tomando LSD con la finalidad de avanzar en sus carreras. No es ningún secreto que Steve Jobs lo hacía y que parte del éxito de su trabajo puede ser atribuido al uso de este tipo de sustancias. El LSD parece funcionar conectando redes neuronales que están separadas, permitiendo nuevos patrones de pensamiento. Como reconoce Kevin Herbert, ingeniero de CISCO, puede estar en un concierto bajo los efectos del LSD y de repente encontrar la solución a aquel problema que se le ha atascado durante semanas. Este tipo de uso no está exento de los riesgos propios de la sustancia y las personas que lo realizan no están a salvo de posibles malos viajes que repercutan negativamente en su vida.
Además, la falta de estudios al respecto sumado al actual desconocimiento del cerebro humano pone de manifiesto, de nuevo, que las expectativas y tu posición respecto al consumo de drogas modifican la realidad, tanto bajo sus efectos como una vez sobrio. Una persona que crea que el LSD le ayuda a solucionar problemas técnicos probablemente maximice los beneficios y minimice los riesgos en su discurso y al revés, una persona que se sitúe en una posición beligerante con las drogas dirá que es demasiado riesgo para conseguir unos beneficios que no están de ninguna manera comprobados.
Uso lúdico: Es el uso que se realiza en un contexto de fiesta o recreativo. Normalmente se realiza en eventos de música, fiestas, o en algún lugar tranquilo con los amigos. Los riesgos de este tipo de consumo son los mismos que los de la sustancia por lo que tener en cuenta ciertas prácticas de reducción de riesgos pueden minimizarlos e así evitar problemas. Consumir alucinógenos en un lugar donde no se está muy cómodo puede conducir a vivir una mala experiencia, ya sea por lo estridente de la música, por el ambiente que hay, etc.
¿Qué riesgos pueden haber usando drogas alucinógenas?
Cuando se consumen sustancias alucinógenas se corren ciertos riesgos que pueden o no suceder. El llamado “mal viaje” es tal vez el más destacado. Puede resultar una experiencia bastante desagradable ya que durante los efectos, aquello que se piensa, ve y siente parece real. Si una persona comienza a sospechar que los demás hablan de él, que se ríen de él, etc., es muy probable que aquello acabe en un lío. Más allá de ese tipo de momentos pueden existir otros mucho más impactantes donde se vive una situación muy desagradable y que en personas predispuestas podría acabar en una crisis de ansiedad, brote psicótico o algún trauma que perdure en el tiempo.
Puedes consultar nuestras secciones de efectos y riesgos de estas sustancias: LSD, ketamina, y setas alucinógenas.
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