Existen algunas señales que indican que el juego puede estar convirtiéndose en un problema:
- El juego deja de disfrutarse, pasa de ser un entretenimiento a una necesidad.
- El gasto en dinero es superior al inicialmente planificado, o bien se invierte dinero destinado a otras actividades.
- Ganar o perder una partida da lugar a sentimientos exagerados de euforia o enfado y frustración.
- Se aumenta progresivamente el tiempo de dedicación al juego.
- Incapacidad de dejar de jugar a pesar de existir problemas económicos.
- Es frecuente la negación del problema a pesar de existir pruebas objetivas sobre éste.