La ketamina es un anestésico quirúrgico que se sintetizó a principios de los años sesenta en laboratorios farmacéuticos y que se utiliza en veterinaria como anestésico. En dosis muy menores que la anestésica produce una experiencia psicodélica. Forma parte del mercado ilegal de las drogas. Se presenta tanto en forma de polvo, para ser consumida por vía nasal (esnifada) o en líquido, para ser consumida por vía oral o intramuscular.
Su uso recreativo no se conoce hasta los años noventa en los ambientes de música techno y fiestas tipo rave para, a partir de ahí, extenderse a locales.
Como algunas drogas ilegales, hay variaciones de concentración significativas en dosis aparentemente equivalentes. No obstante, y de forma general, es altamente psicoactiva en dosis bajas.
Si cada droga tiene un margen de seguridad diferente –por ejemplo, hay una amplia diferencia entre los gramos de alcohol de una caña y los necesarios para tener un coma etílico–, la ketamina es una de las sustancias con un margen de seguridad menor.
Por eso es muy fácil pasarse de la “dosis más segura” y obtener efectos inesperados y no deseados.