Las drogas alucinógenas, también llamadas psicodélicas, psicotomiméticas, visionarias o enteógenas, son sustancias que modifican el estado de consciencia, el estado de ánimo y, especialmente, la percepción. Entorpecen la capacidad de la persona de pensar y comunicarse racionalmente o incluso de reconocer la realidad y a veces pueden comportar conductas extravagantes y/o peligrosas.
Las drogas alucinógenas se extraen de plantas, hongos y por síntesis química.
A pesar de que la más conocida –por su larga historia– es el LSD, actualmente las más utilizadas son las setas alucinógenas.
En el caso de las drogas alucinógenas, sus efectos tienen una estrecha relación con las expectativas de la persona consumidora y el contexto donde se encuentre. Los efectos pueden ser extremadamente variables y dependen de:
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- La dosis consumida. El entorno en que se use la sustancia (Setting).
- La personalidad, el estado de ánimo y las expectativas del usuario (Set).
En algunos casos, ciertos alucinógenos pueden ser adictivos y las personas pueden desarrollar tolerancia. Aunque estas drogas están altamente asociadas, especialmente en algunas personas, a consecuencias indeseables (que pueden limitarse a unas horas –en algunos casos– o convertirse en permanentes e irreversibles).
Dado sus efectos alucinógenos, las personas que las usen deberían extremar los criterios de prudencia y precaución.