Para su uso recreativo se pueden elaborar diferentes preparados:
- Los cogollos de la planta, la llamada marihuana, maría, hierba…, en ocasiones con algunas hojas y tallos.
- El hachís –en argot, chocolate, costo, ful, etc.–, que es una resina obtenida del prensado de la planta.
- El polen, un preparado de efectos más suaves y menos prensado.
- El aceite de hachís, la variante menos frecuente pero con más concentración de principios activos.
El auge de las asociaciones de consumidores y el hecho de que dentro de las mismas se elaboren productos hace que en ocasiones puedan consumirse en extractos, concentrados o pastelería.
Para su uso medicinal y terapéutico se elaboran diferentes compuestos: unos de síntesis química análoga a algunos de sus principios activos, y otros obtenidos directamente de la propia planta.
Las personas que se inician en el consumo correrían menos riesgos si lo hicieran como mínimo a partir de los 18 años, por cuestiones que tienen que ver con el desarrollo del sistema nervioso y la madurez personal.