Si se desea consumir esta sustancia, se recomienda analizarla previamente para tener conocimiento sobre exactamente de que está compuesta.

coca
El consumo de anfetaminas produce efectos estimulantes, acompañados de una posible sensación de bienestar, euforia y energía, junto con una reducción de la sensación de hambre y de cansancio. Provocan que el cerebro libere dopamina. Cuando desaparecen estos efectos, aparece una sensación de bajón, caracterizado por disforia, cansancio, depresión, irritabilidad, e insomnio o somnolencia. Esta sensación es más intensa si se han consumido dosis altas de anfetaminas o por hacerlo repetidamente.

Entre los efectos adversos asociados al consumo de anfetaminas o análogos, destacan irritabilidad, ansiedad, temperatura alta, problemas del estado de ánimo, sensación de falta de aire, palpitaciones, etc. Además, las intoxicaciones agudas pueden derivar a estados de crisis de ansiedad y cuadros psicóticos. Por este motivo, resulta especialmente desaconsejable su consumo a personas con problemas psiquiátricos, cardíacos y cardiovasculares. Además, el uso de anfetaminas tiene un elevado potencial de abuso, y el riesgo de que se instaure un patrón compulsivo de consumo cuando se administra repetidamente.

Si se consume speed, no se debe conducir ni usar máquinas.

Se le suman a los riesgos propios de los derivados anfetamínicos los correspondientes a su adulteración –que es muy alta– y a su vía de administración. 

En el caso de consumir speed, también se corre el riesgo de dañar la nariz, por lo tanto, se recomienda asegurarse que la sustancia no contiene trozos grandes, pulverizarla bien, para no lesionar las fosas nasales. También se recomienda limpiar las fosas nasales con agua tibia, preferentemente salina, después del consumo por la misma razón.

Para evitar el contagio de infecciones por el contacto sanguíneo de las vías nasales, las personas que consumen speed no deberían compartir el tubo para esnifarlo.

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